Dos poemas de Fatema al-Shedi

Fatema al-Shedi

 

Al PRINCIPIO YO ERA UN ÁRBOL

En otra vidayo era una palmera elevada que crecía con violencia
en las afueras del silencio
y extendía su sombra sobre los granos de arena.
O tal vez era una acacia generosa
que despertaba nostalgia en las noches oscuras de los exiliados
y los hacía cantar.
Tal vez era un azufaifo en cuyas ramas las mujeres renovaban su amor
o un algarrobo que custodiaba el horizonte.
Quizás fui una lila que brotó casualmente en la esquina de una calle
y guardó los secretos de los amantes que acechaban en los rincones
para robarse un beso fugaz.
Lo que importa es que yo
al principio era un árbol.
Ahora lo sé por el olor de mi cuerpo nocturno.
Cuando desprende su perfume como un campo de albahaca y hierbabuena silvestre,
mis sentidos se abren al verdor de la vida
y el agua me impregna el alma cuando llueve.

 

OFICIO

 

Escribo para los niños
para los amantes,
los muertos, las heridas tiernas
y los sueños sangrientos.
Escribo para el rostro de la libertad
tejido por la blancura y la mortaja.
Escribo para las madres que curan las heridas,
escribo para las manos arrugadas a punto de marchitarse;
para las arrugas de las almas que el amor abandona,
las arrugas en la escritura llena de nostalgia.
Para el hambre, la penuria y la ausencia.
Escribo desde el lado verde de la soledad
mientras subo los escalones de la desgracia,
remiendo las grietas de la vista con mi letra
y recojo los cantos de los caminantes
y los himnos desordenados.

 

2

 

El viento estira mis pies,
mi cabeza es una nube lluviosa
y mi cuerpo, una lira.
Próspera noche la que me da libertad para
que crezca la mentira en mi cuerpo,
próspero lenguaje el que me desinfecta las heridas con el dolor,
próspero es el amor
que me despeja el corazón triste.

 

3

 

Escribo como una bailarina coja
que se tambalea en su danza,
pero no da por vencido su sueño.
Escribo como una tortuga marina que vive en una pecera
mientras los niños la contemplan con alegría.
Escribo como una pianista que toca las teclas con su alma clarividente,
como un mendigo que disfruta la espera en un camino oscuro,
sabiendo que nadie le dará nada.
Como un viejo barrendero que ve en la calle su hogar
y en cada paseante, un hijo que algún día abrazará.
Escribo la vida con ojos deficientes,
y lágrimas que ondean en ellos.
La perfección es una ilusión
y la felicidad, una idea.

 

Traducción de Jaafar al-Aluni

 

Fatema al-Shedi, Poeta que desempeña su labor docente en la Universidad Sultán Qaboos como profesora de Lenguaje y géneros literarios contemporáneos. Ha publicado cinco divanes poéticos: el primero en 1997 y el quinto en 2017 bajo el título Kuntu fi l bid’ shayara (Al principio yo era un árbol). A la vez que cuenta con dos novelas y cinco libros sobre la crítica literaria, el teatro y la biografía. Ha participado en numerosos certámenes poéticos en países árabes y en Europa. Ha ganado varios premios y su poesía ha sido traducida al inglés, el alemán, el rumano, el hindi, el francés y el español

 

 

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