MI PATRIA SON LAS PALABRAS, poema de Abdel Aziz Al-Maqalih

El gran escritor y poeta yemení, Abdel Aziz Al-Maqalih, falleció hoy lunes 28 de noviembre, en la ciudad capital de Yemen, Saná, a la edad de 85 años. Al-Maqalih es considerado uno de los poetas más destacados de Yemen y el mundo árabe. La Revista Banipal publicará varios poemas de este gran poeta en el Número 9 (Otoño – Invierno 2022), traducidos por María Luisa. Aquí publicamos una pequeña selección de sus poemas.

Abdel Aziz Al-Maqalih ©Samuel Shimon

Traducción de María Luisa Prieto

UNA CASA EN EL CAMPO

Tengo una casa en el campo
cuyo jardín es un extenso espacio
protegido por el aroma de las rosas.
Cuando es media noche
subo a la azotea
para compartir con mi alma
melodías de estrellas soñadoras,
recorrer el rostro del cielo nocturno
y escribir las palabras más dulces
por las que palpite el corazón.

Tengo una casa en el campo.
Es la más hermosa
y la más grata para el alma.
Con mis manos reuní sus piedras
y levanté las paredes en forma de poema
no sometido a la métrica.
Picasso me ayudó
a pintar la fachadade verde y azul.

Tengo una casa en el campocon unos metros de extensión,
su puerta es de madera de acacia,
sus ventanas me llevan cada amanecer
a montañas colgadas del sol
y a colinas que sumergen el agua de sus dedos
en el cristal de la hierba
y se pavonean con un chal
tejido por la brisa
con la luz verde.

Tengo una casa en el campo
elegante y transparente,
el sol la lava por la mañana
y la noche por la tarde.
Cuando me asedia el torbellino de mi tristeza
y se me encoge el corazón
huyo hacia ella
para sacudir de mi alma
el peso de los virus
de las ciudades deformadas.

Tengo una casa en el campo
por debajo de cuyas ventanas
pasa el pastor cada mañana,
precediéndolo hacia el valle
un rebaño que se multiplica día a día
cuando se intensifica el ardor del sol
y el calor abrasador de su mediodía,
el silencio y la tranquilidad envuelven la aldea
y ésta sigue melodías suaves como la magia
que soplan sobre ella desde el lado del valle
tañidas por la flauta del pastor.

Tengo una casa en el campo
sin llave en la que entran por la noche
estrellas extraviadas
y una bandada de palomas
buscando refugio.
Una casa abierta a la luz,
a la sombra
y a la música,
a pájaros que susurran
al alba
para despertar a las gacelas de la mañana
y al lecho del agua dormida.
Tengo una casa en el campo.
Cuando vuelvo a ella
me reciben el ciprés,
el calor de la puerta
la hierba de la senda
y mariposas que bailan al ritmo
del agua del arroyo
cuando sus dedos mojados rozan
los guijarros de los valles.
Tengo una casa en el campo
en la ladera de la aldea
que nadie más que yo ha visto.
La mano del sueño la construyó
despacio,
eligió las piedras,
y el color suave,
y el mármol de las palabras
la trasladó al papel.
¿Habéis creído amigos míos
que tengo una casa en el campo
acariciada por el sol
y custodiada por el aroma de las rosas
por debajo de cuyas ventanas pasa el pastor?
Eso… es un dulce sueño que me sedujo
desde que la poesía cayó en mi ciego corazón:
se volvió clarividente
y mi alma se levantó y vio
del reino de Dios Todopoderoso
lo que no se ve.

 

A LOS OJOS YEMENÍES DE ELSA

1.

Eres lo que veo ahora,
lo que veía ayer.
Tus ojos son mi luz
y tu rostro mi ventana… y mi guía.
Si me preguntan mi nombre, señalo hacia ti
y si me piden el pasaporte, despliego por mi cuerpo
tu rostro árabe hambriento.
Tú eres yo,
tu débil filo de voz habla en mis labios,
no tengo voz,
te has convertido en mi rostro, mi voz
y los ojos de mi mañana
oh princesa de mi amor y amor del tiempo.

 

2.

Por la tarde vienes desnuda
a dormir aquí, entre mi pecho y mi corazón,
y a lavarte con el agua de la nostalgia.
¿Qué ha sucedido, vino y qat míos?
La noche me persigue, se desliza por mi cuerpo
y despacio… el tiempo pasa y tú estás allí…
lejos.
Viene la tarde y tú no llegas.
¿Por qué te retrasas?
¿Ha frustrado la noche lo que hay entre nosotros
o te lo ha impedido la arena de los desiertos?
Ven…
Esto es el horizonte que se extiende esperando,
las ventanas están abiertas,
tu cama está vacía
y tu viento es fragante.
Derrámate.
Tu rostro se extiende ahora por mi habitación
cual árboles, rosas
y un campo de café,
fuente de ternura.

 

3.

Oh los que venís y en el seno de vuestra ropa está el olor de Elsa,
dejadme abrazar en su perfume la palmera de la nostalgia,
beber de su color mi café
antes de que vengan los detectives,
me arranquen los labios
y sus pies investiguen los lugares de
sus secretos en mi sangre,
antes de que las lágrimas laven vuestra ropa
y los rasgos de Sanaa se pierdan entre la ceniza de los ojos
y el silencio del lugar.

 

CUANDO LA MUERTE NO SE RÍE

A Mahmoud Darwish, el amigo del corazón abierto

1.

La despedida fue hermosa
como deseabas:
las rosas son rojas y amarillas,
el ataúd marcha despacio
sobre sus cuellos,
unos ángeles custodian tus frondosos
poemas,
los niños de Hayfa, Yafa y Gaza
raptan con sus pupilas
tus palabras dispersas
y las lágrimas son rubias en los ojos de bellas chicas,
la muerte se asusta más
y contiene la respiración
mientras camina detrás de tu silencioso funeral.

 

2.

“Tú” mirabas el reloj de pulsera,
hacías un brindis de despedida con
agradables palabras
y mordías la manzana “de la muerte”
con una alegría infinita
porque a pesar de tu intensa fascinación
por los heroísmos y el amor
tenías miedo de las moscas que
salían de la papelera
para atrapar el rubí de las palabras
y las rosas de los mawales,
atrapar la última luz
que peinaba el cabello de la infancia
en los umbrales del poema

 

3.

¡Ay!
Jugador de dados[1]

en un vasto y lejano país
convertido en dado
con el que juegan
y se pelean,
y desde que tu rostro desapareció de un presente miserable
la luz del país ha disminuido,
se ha secado el sonido de los violines
y ha aumentado el gemido de las piedras.
“Anota, soy árabe”
sorprendió a todas las cabezas
y a la capital del país de “los beduinos”.
El Ándalus de hoy sigue como el Ándalus del ayer
descalzo y desnudo.

 

4.

Escribo ahora la elegía del corazón,
el tiempo es silencio
y un campo de recuerdos
cuyos árboles codiciados
irradian en el alma.
Un caballo solo allí,
aquí un arroyo… mariposas del alba
y agua clara como el sueño.
Tu rostro es un icono sobre el pecho de las montañas,
una kufiya que usan las colinas
y ese sol de mediodía en que
te gustaba
echarte una siesta en los jardines
con el viento en calma
y las canciones que te hicieron errar
te han llorado
y se han posado sobre una roca inánime.

 

5.

Con ojos asombrados, elevados
hacia ti mientras caminas
solo
y tus ojos disfrutan del sueño
en un mundo de inocencia desmedida,
un mundo en el que no es apropiado matar
en el que no hay tristeza,
aburrimiento ni lápidas de los muertos
y de otros destinados
a morir.
La paz sea contigo,
has llegado al cenit de la muerte
y la tierra se ha abierto portando en tu lugar
los vientos de tus fatigas mortales.

 

6.

Ahora te sientas en presencia de la poesía
completo
y tienes todo el tiempo
sin envidias ni calumnias.
¡Qué extensa es la eternidad!
Mural en cuya superficie Dios escribió Sus más bellos poemas
y se elevó sobre el trono de la palabra.
Estás aquí… y allí
y tus poemas sosegados
viven y van despacio
hacia el trono de los corazones
y le cantas
por la ausencia presente:
Paz
¡oh muerte! Gracias.
Por fin has llegado
tras largo tiempo esperándote.

 

AL ÚNICO FARO

A la rosa,
a esta rosa,
a la única,
a esta gallarda, abierta,
adulta rosa,
a su profundidad de terciopelo,
al estallido de su seno rojo.

                                Pablo Neruda

 

 

La noche pasa por tu lado desnuda…
La tormenta inclina su estatura a tu alrededor
mientras permaneces inmóvil en tu lugar.
Nuestros sueños en ti son firmes, rectos,
tus raíces están en los ojos,
en el corazón,
tu sol es reptante,
las flotas pasan a ciegas a tu alrededor
y el viento está quieto y trémulo
porque tú eres nuestra esperanza y el resto de nuestro sol
en las arterias sangrantes.
Como la tierra y el alba
permaneces,
te clavaste en el rostro de la larga noche de los mongoles,
iluminas las tinieblas de los hambrientos
y plantas en nuestro camino esbeltas palmeras.
Te hemos rescatado de un puerto que las tormentas no pueden extinguir
volándolo… imposible,
y las nubes de la noche no alcanzan sus profundidades.
¿Dónde?, ¿de dónde asciende el hermoso rayo?
Nos inmolaremos por ti.
Seguirás siendo la pasión de nuestra vida
nuestro sueño…
y la pasión de cada generación.
Las olas y la noche te cercan
y todos los mares te asaltan
pero tu rostro no cambia,
la luz del faro no cambia
y en un momento la ballena desaparece,
asustadas, las olas retroceden, muere el asedio
y tú sigues siendo un estandarte para nosotros y un barco para los hambrientos.
Y sigues siendo para ella –para la vida- el faro
porque tú eres la vida, la ciudad
y la primera mañana.
Tú eres el día.

                                                          7-9-1973

 

 

 

A UN RATÓN

Te fuiste como viniste, maldito de la tarde y del día,
tus largos días son una vergüenza
y tu época corta es un deshonor.
Más grande que tú es una hormiga,
más famosa que tú es una pluma en una pared.
¡Oh nuestro ayer sacrificado,
nuestro feo ratón
asesino de niños, destructor de vidas y hogares!
Creías que eras el dios… y nosotros los esclavos.
Haces lo que quieres,
juegas con el destino de la gente,
la conjetura y la integridad te traicionaron,
te convertiste en un montón de ceniza,
duermes solo
y te despiertas solo.
El viento y lo inanimado te preguntan:
¿Qué has hecho? Di,
¿qué has hecho por el país?
¿Qué recuerdo has dejado en su conciencia y de las glorias?
Ninguno, pequeño,
nada más que un juego de subasta.
Tus amigos son la garrapata, el rufián
y la tormenta de la corrupción.
¿Qué has dejado para los que leen?
¿Qué escribirán los niños de ti cuando crezcan?
Escribirán… pasó por aquí hinchado
un ratoncito vestido de verdugo aventurero.

 

DECLARÉ LA DESESPERACIÓN

Definitivamente soy mortal.
Entonces, ¿cuál es la razón para retrasar mi muerte?
Mi cuerpo está envejeciendo
y también mi lenguaje y mi voz.
Aquellos a quienes amo han partido
y he perdido mis preguntas y mi tiempo.
Soy un caminante entre las tumbas,
huyo de mi silencio
a mi silencio.
Lloro
y se ríen de mi llanto
los lugares de culto y de distracción.
Extiendo la palma de mi mano hacia el cielo
y digo: compasión, Dios mío,
la tristeza de la creación,
de toda la creación
de seres humanos, aves y árboles
se multiplica
y la desesperación se los lleva mañana y tarde
en un suspiro.
Intenté no llevar puesta
mi desesperación
y parecer tranquilo
entre mis enemigos y mis compañeros
pero cuando viajé
a su interior
supe que eran como yo
y que la desesperación devoraba
cada corazón.
Declaré mi desesperación a todos
y dije que no me escondería.
Este es un tiempo de desgracia
y aflicción.
Satanás no ha dejado en él
espacio para la luz
ni tiempo para recordar el afecto
y el amor.
Sus días son polvorientos,
su cielo es polvoriento
y sus vientos negros
soplan en cabezas altivas,
desprecian la historia
y se burlan de la escritura.
Yo no tengo una patria
de cuyo nombre enorgullecerme
y decir cuando la vea:
¡Viva la patria!
Mi patria son las palabras,
la memoria
y algunas amarguras de la tristeza.
La vendieron a los inversionistas, los ladrones
y las guerras
y caminaron sobre sus restos
numerosos cargos, sectas
y luchas.
Sanaa…

¡Oh vieja casa
que reside en el alma!
¡Oh nuestra historia herida
y dibujada en el rostro de las ventanas
y las piedras!
Temo por ti del allegado,
y sin motivo
tengo miedo por ti de ti
y de los conflictos del emirato.

Abdel Aziz Al-Maqalih: nació en Yemen (1937-28 noviembre 2022). Se graduó en la Universidad de Sanaa en 1970 y se doctoró en la universidad Ain Shams de El Cairo en 1977, tras lo cual ejerció como profesor de literatura moderna y crítica literaria en la Facultad de Artes de la Universidad de Sanaa. Ha publicado numerosos poemarios, entre ellos “Tiene que ser Sanaa”, “Marib habla”, “Una carta a Saif bin Dhi Yazan” “El regreso de Waddah al-Yaman”, “El cuerpo regresó de la muerte”, “El alfabeto del alma”, “El libro de Sanaa” y “El libro de las ciudades”. Es considerado el pionero de la poesía yemení contemporánea y uno de los escritores yemeníes más destacados. Entre los premios obtenidos destacan el Lotus, la Medalla de las Artes y las Letras, el premio Sharjah de Cultura Árabe, en cooperación con la UNESCO, el premio “Caballero” de primer grado en Literatura y Artes del gobierno francés y el de Cultura Árabe de la Organización Árabe para la Educación, la Cultura y la Ciencia.

[1] Alude al poema de Mahmud Darwish “Lâib al-nard”. El  nard es un juego semejante al backgammon, que se practica en un tablero por dos personas, que mueven las fichas –quince cada una- después de tirar un dado. (N.T.)

 

 

 

SHARE