PRELUDIO DEL DOLOR, Poema de la poeta palestina Rana Zeid

Traducción de María Luisa Prieto

Rana Zeid © Julian Salinas copy

Quitas lo que los días dejaron en mi corazón
quitas a los ausentes, a los extraños, a los ladrones y las trampas amargas.
Los pájaros se escapan de tus dedos
como si fueran la risa que escondo para ti solo,
y ese ego que está dentro de mí e ignoro.
Te vuelves como el tiempo que se detiene
para hacerme caminar despacio,
mirarte despacio
y volver a escucharte despacio.
Yo soy esa a la que vienen los pájaros
soy la que no teme al mar de carbón
soy la que es dura contigo con lentitud y deleite.

Hace unos momentos
antes de que fueran quitados estos escombros de mi cabeza
era como quien espera a alguien que no vendrá.

Ahora, tu cara surge de entre estos escombros
se eleva sobre los pájaros y las jaulas
sobre las casas pasajeras que habité
y que habitaré
como si fuera la salvación,
se eleva como si fuera ágil y salvadora…
sobre agua
¡Tu cara no es más que una pregunta!
Y yo no soy más que su repetida formulación.
Tú, tú,
tú , este
tú , ese
tú , todos,
fragmento de la pasión y el yo.

Como la rosa de la noche
que no contiene más que fuego
llevas en tu mano las espinas del pasado
luego, cuando olvidas,
veo desde el dolor
cuánto anhelas que te vea.

¡No te veo!

Los pasos que van hacia ti
son pasos vacilantes
con un lenguaje olvidado de arrepentimiento y albor,
un albor de pequeñas colinas
en el frío y la guerra
y algo que no recuerdo exactamente qué es
pero cuyo sabor puedo adivinar en mi boca
los pasos amargos cual tuera…

No es porque seas bello cuando hablas de los pájaros
ni porque los pájaros salgan de mi pecho cada vez que lo haces
sino porque tu mano ligera
que señala la dirección del primer amanecer
no se posa como debería
sino que cae tristemente como mis pasos hacia ti.

Imagina que vimos algo diferente a lo que pasó por nuestro lad
imagina que estamos en Damasco
cortamos hojas secas de dalia
luego nos olvidamos y volvemos a las manzanas
que robamos ayer
al sabor de los amuletos y del seno.

¡Imagina que el pájaro ha vuelto!

Ordena las palabras de nuevo
deja al pájaro en paz
la larga noche está entre nosotros,
en el aroma de los árboles…tú eres la desnudez
el tejido de la tarde para la tranquilidad con la ligereza de la mano
eres las palabras deseadas en las procesiones de los poetas.

Ayer fue cuando tu sombra se rompió en mi mano
y mañana será nuestro botín.
Ven de la noche y el vino
entre el vino y los caballos,
eres quien mejor sabe lo que sigue a la satisfacción
en mí,
tú eres mi yo.

Los mandamientos del lugar pasado
son como heridas en mi cuerpo
no traiciono los mandamientos
solo quiero que desaparezcan.

Repito los mandamientos…
tengo un pájaro maravilloso en mi mano
tengo en mi mano tu mano fría
escuchamos juntos el sonido de los pasos…
en la intensidad del amor y la diversión,
los marineros no regresan aquí,
donde estamos,
no saben quién dirige la pasión
en los barcos del atardecer.
Dejémoslos en sus sueños
y encontremos aquí el mar.

¡Solo quiero moverme
desde el lugar de la nostalgia!
La nostalgia dice:
no esperes nada más
después de este poema colgado cual lunar en tu pecho,
no esperes a pájaros que vengan de detrás de las montañas
ni seda…
Solo tienes que indicar al pastor
él te llevará
al comienzo del camino
que elegiste…
Pero necesitabas esta desesperación
para no esperar.

Tartamudeo…

No sé cómo formulas las palabras
cuyo método está en el buen camino,
no aprendí a pronunciar correctamente
a menudo pronuncio la palabra “te quiero” al revés
desde las montañas más escarpadas
esas que están dentro de mí
hasta que la palabra cae como una roca
y porque odiaba ser delicada y amada
cuando jugaba en el desierto
entre los campos de maíz y los fantasmas de los acantilados
odiaba que alguien me sonriera
era feliz en mi aislamiento
alegre en mi soledad…

Tengo que poner mi corazón
debajo de la almohada antes de dormir
para que no huyan hacia él las canciones cuando me duerma.

Te amo como debo amar
o como suelo amar
entre mi corazón y yo.

Ahora
mientras paso bajo este sol frío
toco mi piel seca
y es como si siguiera el camino de otros
que solo pasaron
su miedo entre las colinas
su miedo de quienes están detrás de ellos,
no se dieron cuenta de que en los olivos
gemía el camino de la tristeza
no estaban familiarizados con las hojas de la suave primavera, aquí,
las hojas que caen sobre ellos
privadas del olor humano
que había allí.

Desde aquí
No veo más que el desvanecimiento
¡de lo que había allí!

Allí había patos en el parque Sibky
hace muchos años…
y patos en mi cabeza
cuando iba al parque Sibky
hace pocos años,
luego, desde aquí,
no veo más que ceniza y mazmorras.

Desde aquí
¡solo veo la metáfora!

No tenemos que acercarnos a la metáfora juntos
no es nuestra
no tenemos pájaros en el cercado del miedo
tenemos otro amanecer
estamos juntos en él como ladrones de los ríos
nos mojamos y no olemos la lluvia
de este corazón.

Deja el miedo entonces…
mientras me hablas del país
de las montañas y de las naranjas maduras,
no olvides que el país es agrio en mi boca
no olvides la sal
y no olvides dejarme el agua de la seducción.

Estamos aquí.

 

Rana Zeid, poeta palestina-siria, residente en Francia. Nació en Damasco en 1981. Publicó su primera colección de poesía titulada “Ángel indeciso” en 2012, y fue traducida al danés y publicada en 2015. En marzo de 2013 participó en el programa “Exile in Art” (Copenhague, Dinamarca), organizado por la editorial “No Korridor 33”. En 2016 participó en un libro patrocinado por El Museo Roskida de Arte Contemporáneo de Dinamarca en el que narra su experiencia como mujer en las revoluciones árabes. Obtuvo una beca de residencia en 2020 para empezar su nuevo proyecto poético que consiste en un libro de poesía sobre el exilio, el olvido y el dolor. Participó en varios festivales literarios y de poesía. Los poemas publicados en este número de Banipal son los últimos escritos por la autora.

María Luisa Prieto es licenciada y doctora en Filología Árabe por la Universidad Autónoma de Madrid, con premio extraordinario de licenciatura y de doctorado. En la actualidad es profesora titular de Lengua y Literatura árabes en la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado numerosas investigaciones dentro del campo de la literatura árabe contemporánea y ha publicado más de treinta obras literarias traducidas del árabe, la mayoría de ellas del premio Nobel Naguib Mahfuz, y también de otros autores como Mahmoud Darwish, Nizar Qabbani, Adonis, Jabra Ibrahim Jabra, Gassán Kanafani o Hanan al-Shaykh. También ha traducido poemas de Abd al-Wahhab al-Bayati, Badr Shakir al-Sayyab, Fadwa Tuqan, Muhammad al-Magut, Muin Basisu, Nazik al-Malaika, Samih al-Qasim, Wadih Saadeh, Abu l-Qasim al-Shabbi, Sargon Boulus, y de poetas clásicos, entre ellos al-Jansá, Abu Firás al-Hamdani, Ibn Zaydún, Ibn Hani, Ibn Hazm, Ibn Jafaya, Ibn Arabi e Ibn Zamrak. Es editora de la página de poesía árabe poesiaarabe.

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