Trans. David Colmer
Banipal Press, 2010
Tapa blanda, 180 pp., £7.99
ISBN: 978-0-9549666-9-0
Y la música resplandece, brillante y clara
La trayectoria estelar del poeta y creador cultural palestino-holandés Ramsey Nasr (Rotterdam, 1974) se ve reflejada en Heavenly Life (Vida celestial; Banipal Books), una antología magníficamente traducida del holandés al inglés por David Colmer, que recoge los hitos principales de la obra de Nasr hasta 2010, el año de su publicación. No obstante, la vigencia de la poesía de Nasr sigue intacta. Los temas del poeta, como el amor, la identidad y el encuentro de culturas, la historia, la guerra y el individuo ante la sociedad quizás han adquirido más urgencia en la segunda década del siglo XXI. Nasr, quien por votación popular fue elegido Poeta Laureado de los Países Bajos de 2009 a 2013, es un creador interdisciplinar que también se desempeña en el mundo de la cultura como escritor, actor, dramaturgo y director. De las páginas de Vida celestial emerge la voz de un poeta polifacético comprometido con la poesía y la cultura como medios para interpelar la sociedad de sus dos patrias —tanto los Países Bajos como Palestina— y como ciudadano del mundo, a la sociedad cívica global.

Que Ramsey Nasr, quien como Calderón y Lope en el Siglo de Oro ha logrado compatibilizar su carrera teatral y poética sea prácticamente desconocido en España e Hispanoamérica sorprende en un mundo interconectado; esta reseña de Banipal es una de las pocas que se han hecho de su obra en español. Como actor, Nasr ha recibido el premio Louis d’Or, el más prestigioso de los Países Bajos, por mejor actuación en las obras de teatro The Fountainhead (El manantial, 2016) y en Een Ikein leven (Una pequeña vida, 2019). Como poeta, publicó su primera colección de poesía, 27 poemas y una canción [27 gedichen & Geen lied] en el 2000, con un título que evoca los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda. Su segundo poemario, Extraña floración [onhandig bloesemend] ganó el premio Hughes C. Pernath. En 2005 fue nombrado poeta de la ciudad de Antwerp, donde publicó Nuestra señora de zepelín [onze-lieve-vrouwe-zeppelin], su tercer libro de poesía un año más tarde, cuando también recibió el premio de Periodista por la Paz. Además de poesía, ha publicado novelas, ensayos, libretos y libros de viaje y ha protagonizado varias series y documentales de televisión.
Vida celestial lleva como título el nombre de la última canción en la Sinfonía n.°4 del compositor Gustav Mahler, que además da nombre al poema titular y destaca a la música como una de las principales pasiones y temas de Nasr; otros poemas están dedicados a Dimitri Shostakóvich y Robert Schumann. La antología tiene una organización cronológica, que facilita el aproximamiento a la obra de Nasr a través de la progresión de sus distintas etapas. Al igual que Neruda o su contemporáneo, Vicente Huidobro, la primera etapa de Nasr es lírica. En 27 poemas y una canción, poemas como «Julieta tonta» (“Silly Juliet”) o «No es canción» (“No song”) adoptan la voz del amante, quien experimenta una disolución del ser para recomponerse con la amada en «un nuevo lugar» (“a new location”) creado por la unión de los dos. Mas esta visión del amor, por intensa e incandescente que sea la entrega del amante, no tiene nada de sentimental: la jovialidad del tono y el lenguaje conversacional de Nasr le hace contrapunto al bagaje intertextual de los poemas, que invocan a Romeo y Julieta en «Julieta tonta» y al mito de Orfeo y Euridice en «No es canción». Las imágenes somáticas de Nasr son asimismo poco románticas: el cuerpo se descompone en costillas, piernas que se derriten para fundirse y arder.
El poeta continúa tensando el contrapunto entre lo lírico y lo irónico y humorístico en Extraña floración, donde elabora su capacidad de alcanzar la mordacidad en el verso sin perder el lirismo— tanto Mahmoud Darwish como Heine son influencias importantes en su obra. En «El subhumano y su hábitat», uno de sus poemas sobre la ocupación israelí de Palestina, la voz del poema es un joven palestino que habla de forma directa a un visitante sobre la severa limitación del derecho al libre movimiento, un aspecto de la ocupación que expone diariamente a los palestinos a la deshumanización. El hablante del poema dice con naturalidad: «Pagaré tu taxi hasta el primer puesto de control / mi padre te espera tras el segundo puesto de control… busca un chico con una carretilla / monta en burro o escala el acantilado a pie». La ironía que logra el poeta a través del contraste entre el tono cotidiano del joven y la dificultad de lo que cuenta enmarca la atmósfera del poema e intensifica su efecto mordaz.
Nasr ubica al visitante en el punto de tensión entre la idea de «la tierra prometida» y lo que ve— personas enfermas y en sillas de ruedas que se vean reducidos a una condición de «animales que sudan» (“sweating animals”). La ocupación impone condiciones para generar «subhumanos» y humillar a los palestinos, tratándolos como animales. El hablante concluye:
Si esto te parece locura habibi
piensa que a unos kilómetros
hay chicos y chicas reales que ansiosamente están sentados
afuera de starbucks en un acto de resistencia
precarios que temen por su vida.
Nasr desmiente la idea de que la crítica a Israel sea una «locura» mediante una traslación de la realidad Palestina y los movimientos globales contra la ocupación y, desde 2023, contra el genocidio. La violencia contra los palestinos los afecta directamente además de poner en riesgo la humanidad de todas y todos. La poética de Nasr desarrolla un «nosotros» como sujeto poético que se conjuga en su obra, reivindicando la función dialógica de la obra de arte, como observó el crítico literario Mijaíl Bajtín.
Esta conciencia plural de la humanidad, que interpela tanto a conciudadanos como a lectores en otro punto del planeta, implica al poeta en la creación de una gesta colectiva. «Ojalá fuera dos ciudadanos (entonces yo podría vivir unido)» (I wish I was two citizens (then I could live together)), el poema que leyó al convertirse en Poeta Laureado, ejemplifica este nosotros cercano. El poeta invita al lector a entrar en su poema, el cual invoca a Vermeer para enmarcar una meditación sobre la historia de los Países Bajos, y al mismo tiempo, la de Europa como una sociedad pluralizada. «esta tierra es la venganza de los antepasados / como una furia iconoclasta caen sobre nosotros / pero existe — como la relación entre / la burka y el bikini con relleno de las chicas». «La furia iconoclasta» del pasado fusiona la historia de la metrópoli con la historia del colonialismo europeo para forjar un nuevo espacio donde la burka y el bikini pertenecen al mismo imaginario nacional a pesar de su origen aparentemente incompatible. Es el espacio para «una nación que rebusca su nación / de todos los lugares aquí, en el fondo de nuestro corazón / podemos lograr algo magnífico / un poema es un comienzo».
Los poemas musicales de Ramsey Nasr en esta antología se centran en episodios traumáticos de la historia Europea y mundial, y entrelazan el lirismo con una exploración épica de la conciencia de la humanidad. El poeta examina el totalitarismo en la Rusia de Stalin a través de la mirada del compositor Dimitri Shostakóvich, y la invasión Nazi de los Países Bajos a través de la figura de Mahler y Willem Mengelberg, el conductor de la Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam durante medio siglo (1895-1945). Nasr escribió los poemas para acompañar las composiciones de ambos, la Sonata para viola, Op. 147 de Shostakóvich y la Sinfonía n.°4 de Mahler.
Shostakóvich y Mengelberg emergen como héroes trágicos, cuya devoción al arte les compromete políticamente a pesar de que ellos reniegan de ningún posicionamiento político: son pasivos ante la violencia que el estado ejerce sobre las estructuras culturales y el precio que pagan por continuar mientras ven que colegas desaparecen o son exiliados. Dice Shostakóvich en el poema, «echo de menos estoy avergonzado / extraño a mis amigos / sacrificados como bestias» (“I miss I am ashamed / I miss my friends / culled like beasts,” p. 52). En el caso de Mengelberg, su trato cercano de los Nazis, que ha pasado a la historia como colaboración, termina aislándolo de la orquesta a la que dedica su vida. El Holocausto deshace la orquesta, literalmente desapareciendo los músicos y censurando toda música por compositores judíos, incluyendo la de Mahler. Cuando en 1945 los Países bajos son liberados, la Sinfonía n.°4 de Mahler aparece en el repertorio por primera vez después de muchos años. «Y el cielo …. el cielo está colgado de violines» (“And heaven, heaven is hung with violins,” p. 162).
Mediante estos poemas, Ramsey Nasr examina una pregunta que ha vuelto a cobrar vigencia: ¿cuál es el papel del artista ante las catástrofes que impactan a la humanidad, como son los ataques a la democracia, los derechos humanos, la guerra o el genocidio? Los poemas recogidos en Vida celestial sugieren que las respuestas que pueda tener el arte son insuficientes si no van acompañadas de una ética de cuidado que haga frente a la crueldad y la violencia. Ramsey Nasr no habla de gestos grandes: señala los fundamentos, como por ejemplo, saber los nombres de las víctimas del genocidio en Gaza, algo que hizo poco después del comienzo de la guerra. El poeta preguntó durante un reportaje en el que se hablaba de las víctimas del 7 de octubre, 2023: «¿Sabemos el nombre de las víctimas palestinas en Gaza?» (1). Por ellos y por los palestinos que aún hoy temen por su vida bajo el asedio de las bombas y la hambruna en Gaza y la amenaza de violencia en Cisjordania, Vida celestial es un libro imprescindible que nos convoca a la ética del cuidado a través de la poesía para detener los horrores del pasado en nuestro presente.
Joselyn Michelle Almeida
Madrid
(1) Ver reportaje televisivo de Nasr, 20 octubre de 2023 en la Nederlandse Omroep Stichting, el canal de televisión pública de los Países Bajos. El listado completo de más de 55,200 víctimas en Gaza que han podido identificarse puede leerse en este enlace: visualizingpalestine.org/gaza-names/en.html. Todavía hay miles sin identificar.