Reseña: “un crimen que Agatha Christie no escribió” de Yousif Abu Al-Fawz

Una reseña de Fayez Ghazi
Jarima lam Taktubha Agatha Christie [Un crimen que Agatha Christie no escribió]
de Yousif Abu Al-Fawz

«¡Las ramas truncadas están en Finlandia,
en tanto que el tronco permanece en Iraq!».

 

En Un crimen que Agatha Christie no escribió, la novela más reciente de Yousif Abu Al-Fawz, el autor iraquí entrelaza dos historias distintas en una trama detectivesca, fusionando la secuencia cronológica que las separa a medida que avanza. Para ello, utiliza textos intercalados, como mensajes de Facebook o correos electrónicos, y además de las líneas principales de la narración, recurre también a varios episodios relacionados orgánicamente con el pasado y el presente de los personajes. La acción tiene lugar en Finlandia, mientras algunos acontecimientos del pasado ocurren en Iraq y también durante la huida devastadora desde Bagdad a Helsinki en busca de asilo.

La primera historia se remonta catorce años antes de la acción principal, y trata de una joven iraquí refugiada en Finlandia, quien intenta recuperar su vida después de que sus padres la vendieran a un marido odioso que no ama. Se divorcia y empieza a construir su vida de nuevo, trabajando y estudiando al mismo tiempo para obtener los certificados necesarios para ir a la universidad. Su familia la acusa de volverse europea rompiendo todas las convenciones y abandonando sus raíces orientales. La familia envía al primo que la ayudó a llegar a Suecia para que la encuentre, y este confabula con su exmarido para asesinarla, justificándolo como un crimen de honor. «¿Es que esta gente detestable no dejará de matar a sus hijas solo porque se enamoran o están ejerciendo su libertad y sus derechos humanos?», pregunta el texto.

La segunda historia es un complejo relato policial plagado de sorpresas que se desarrolla en el presente e implica a la mayoría de los personajes de la novela. Se trata del homicidio involuntario de la novia de un hombre finlandés, quien luego amortaja el cuerpo de la chica en una alfombra y lo deposita junto a un lago. Faleh Alwan, el protagonista de la novela, descubre el cuerpo durante una cita con Fátima. La misma Fátima se encuentra en una situación difícil, ya que está casada con otro hombre, Abdul-Zahra, quien la mataría de enterarse que su mujer está con otro. Es aquí donde el ingenio del gran luchador contra el crimen, el detective Albu Felkman y su amigo Faleh intervienen para salvarla del peligro.

Ninguna de las dos historias está escrita de manera tradicional: el autor presenta los acontecimientos de forma episódica a lo largo de la obra, cultivando el suspenso antes de añadir una feliz sorpresa hacia el final. Los episodios relacionados con la trama principal constituyen el verdadero cuerpo del texto y contienen reflexiones críticas claramente implícitas. Estos revelan un pasado tormentoso, una realidad fragmentada, confusa y de sufrimiento ubicada en el conflicto entre dos culturas.

Faleh Alwan, el narrador de la novela, es un refugiado iraquí que escapó de la dictadura de Saddam Hussein durante el levantamiento de 1991 y se hizo traductor en la Agencia finlandesa contra el crimen, ha renunciado al puesto debido al rechazo que le producía la cantidad de historias inventadas contadas por los demandantes de asilo político y la insensata negación de sus raíces, además de la proliferación de baazistas entre ellos. Después consiguió un trabajo como guía en un centro de acogida de refugiados. Tras la muerte de su mujer, Siham, se sumergió en las noticias de Facebook y de otras páginas web, hasta tal punto que su amigo Zuhair Ramadan le llamaba Fal-pedia (como Wikipedia).

Faleh critica a algunos refugiados por violar la ley y comportarse con la mentalidad reaccionaria de sus países, así como a otra gente irresponsable que acosa a los paseantes, evade impuestos, blanquea dinero, vende droga en sus tiendas, promueve la prostitución o compra comida caducada a precio barato y la mezcla con producto bueno. Faleh no solo critica a los refugiados, sino también a los racistas de la extrema derecha y neonazis que se oponen a la inmigración, el asilo, el pluralismo cultural, y el islam, lo cual da lugar a la violencia recurrente y a los ataques que comienzan a preocupar a los residentes del país. «Cumplir las leyes del país es lo que da a la vida del inmigrante un sentido positivo y facilita la integración en la sociedad finlandesa», comenta.

En lo que a Zuhair se refiere, es un hombre virtuoso que escapó de la dictadura de Saddam después de ser arrestado por sus afiliaciones comunistas. El régimen baazista arrestó a su hermana pequeña, Awatif, y la encarceló en represalia por la fuga de Zuhair. Él trabaja mucho para guiar y asistir a los nuevos refugiados y proporcionarles todo aquello que está a su alcance, y también recoge ropa para ellos con la ayuda de su mujer finlandesa, quien ama a los inmigrantes y se solidariza con ellos. En 2012, Zuhair regresa a Bagdad para acompañar a la familia de su hermana tras el secuestro de su hijo Joseph por un grupo sectario armado, el cual pide un rescate para su liberación. Joseph consigue escapar con la ayuda de una chica que había sido esclavizada por el grupo para satisfacer sus fantasías sexuales. El grupo está dirigido por una de las figuras religiosas apoyadas por partidos políticos del nuevo régimen en Iraq. Zuhair ayuda a la familia de su hermana a emigrar de Iraq a Finlandia y viaja con ellos en las pateras durante su viaje entre Turquía y Grecia. Posteriormente, Joseph conoce al líder del grupo cuando se encuentra entre los solicitantes de asilo político con este. «Estos proxenetas y criminales hablan de honor y moral, y luego visten la capa de la religión para cubrir sus crímenes». En cuanto a Abdel-Zahra, él y Fátima, junto con miles de personas más, son deportados a Irán de la mano de las fuerzas de Saddam Hussein durante la guerra de Irán-Iraq debido a sus afiliaciones sectarias. Después de casarse, ellos emigran a Finlandia en un largo y peligroso periplo que los lleva a la prisión en Estonia. Abdel-Zahra es una persona arrogante y retrógrada que ve en la libertad de la mujer el camino hacia el pecado y la prostitución, lo cual le origina dificultades para tratar con su hija Balqis, quien se escapa de casa. También agrede a Fátima, llegando a provocarle un aborto en una ocasión. Después de escapar, Balqis es acogida por una familia finlandesa y Faleh la conoce como Rima, la ayudante de su mujer, Siham, cuando él no está. Cuando más tarde su madre le cuenta su relación con Faleh, Balquis la anima a divorciarse de Abdel-Zahra y después le confía a Faleh que su madre lo ama.

Yousif Abu Al-Fawz

En el texto hay también figuras simbólicas, como el periodista Hamid Al-Husami, que en sus artículos denuncia la junta corrupta que gobierna Iraq y a los criminales que roban del pueblo sin que haya nadie capaz de detenerlos. Hamid Al-Husami es secuestrado por milicias poderosas y su voz es silenciada permanentemente después de hablar acerca de la masacre del Camp Speicher en junio de 2014.

La novela mezcla Oriente y Occidente, y en ella aparecen varios personajes occidentales, como Yana, el agente Beca Quentin, la agente Christina Laina, Heidi, quien es asesinada por Sakary Terhu, e Hilda… Pero el más destacado de todos es el detective Albu Felkman, similar a Hércules Poirot (el detective belga de ficción creado por la escritora británica Agatha Christie). Felkman es un agente enérgico y dedicado a su profesión que trabaja por las noches para llegar al fondo del misterio de un crimen. Tiene una buena relación con Faleh y es un profundo conocedor de la cultura oriental, sus costumbres y tradiciones, y entiende muchos tabúes, conocimiento que le ayuda a resolver muchos casos, especialmente aquellos designados como “crímenes de honor.”

Hay un personaje en la novela que muestra su oportunismo de forma transparente: se trata de Hajj Abu Ali. Durante la época de Sadam Hussein, había sido un agente investigador bajo el nombre de Abu Orouba y, después de la caída de Sadam y de la ocupación americana de Iraq, se cambió de chaqueta y se convirtió en el jefe de un grupo dedicado al secuestro, bajo el nombre de Abu Israa.

La Agencia de noticias finlandesa aparece como la fuente de la información obtenida por el autor, bien para estadísticas como para noticias locales e internacionales.

Los acontecimientos, ideas y opiniones en la novela se presentan de forma sugerente y con buen estilo. El texto intenta analizar con objetividad los problemas que afronta Iraq después de la caída del régimen de Sadam Hussein, que la convirtió en una sociedad de exiliados, así como la crisis de los refugiados, los métodos de contrabando y las reacciones en aumento de las sociedades europeas: tanto partidarios como oponentes de la migración y su impacto en la estructura social.

Es una novela de dos caras que cautivan: una finlandesa y la otra iraquí.

«Es necesario creer y trabajar por el ideal que las civilizaciones han nacido para el diálogo, no para los choques y enfrentamientos. El Oriente no es sinónimo del fanatismo islámico, como intentan demostrar algunos medios de comunicación occidentales».

 

Traducción de Ana Fernández Parrilla

Fayez Ghazi es un escritor libanés cuya primera novela, Munay (Mi deseo), fue publicada en 2013 por la editorial Dar Abbad; su segunda novela, Azhar al-Mawt (Las flores de la muerte), se publicó en Beirut en 2020 (Editorial Dar al-Farabi). Actualmente escribe para varios periódicos y publicaciones en-línea.

Ana Fernández Parrilla (Madrid, 1964) es licenciada en Filología Árabe y Estudios Islámicos por la Universidad Autónoma de Madrid. Cursó estudios de Lengua y Civilización Francesa en la Universidad Sorbona de París. Trabajó como traductora en Radio Televisión Española y en la editorial El País Aguilar. En su faceta de escritora, como dramaturga ha estrenado tres obras de teatro: Con Franco fumábamos mejor, Vicio se escribe con V y Un tanto peculiar.

 

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