Reseña de Joselyn Michelle Almeida sobre Emerald Wounds de Joyce Mansour

 

Emerald wounds
[Heridas de esmeralda]
de Joyce Mansour
Trans. Emilie Moorhouse
Eds. Emilie Moorhouse y Garrett Caples
City Lights Books, San Francisco, 2023
ISBN-10: 0872869016 , 217 pp. $16.07

Feliz en el horror entre Eros y Tánatos

 

Si bien es conocido que el método paranoico-crítico de Salvador Dalí engendró cuadros icónicos del Surrealismo como La persistencia de la memoria (1931) y El gran masturbador (1929)  consolidando la fama internacional del movimiento fundado por André Breton, todavía queda mucho por aprender sobre las mujeres que participaron en el mismo, tanto de artistas como Remedios Varo y Claude Cahoun; aparte de la propia Gala, musas como Kiki y Adrienne Fidelin; y escritoras como Unica Zürn y la poeta egipcia Joyce Mansour (1928-1986).

En los últimos 30 años, Mansour ha sido recuperada, empezando por la edición de sus obras completas en Francia en 1991 y luego en 2014; en España, se publicó una antología importante en 2009 y una de sus novelas en 2013. Nacida en Inglaterra de ascendencia judeo-egipcia y criada en Egipto, perteneció al jet set egipcio y fue invitada habitual del Rey Farouk hasta la revolución en 1952, cuando su familia tuvo que exiliarse definitivamente y se asentó en París.

La editorial City Lights en San Francisco continúa el proyecto de la recuperación de Mansour con la primera antología extensa en una edición bilingüe (francés / inglés), que se suma al catálogo de poetas rompedores de esta casa como Alan Ginsberg y más recientemente, Mosab Abu Toha (presentado en el número 7 de Revista Banipal). La antología recoge un total de diez títulos de la obra de Mansour desde su primer poemario, Cris [Gritos] (1953), hasta el que publicó antes de su muerte, Trous Noirs [Agujeros negros] (1986). La hábil traducción de Emilie Moorhouse incluye una apreciación crítica que enmarca la obra de Mansour dentro del movimiento #MeToo, la biografía de la poeta, y el movimiento surrealista.

Los temas principales de Mansour son la mujer, el deseo erótico, el tiempo, y como están implicados en todo lo abyecto del cuerpo, desde la enfermedad hasta la muerte. Según la definición de la filósofa Julia Kristeva, lo abyecto es «aquello que perturba la identidad, un sistema, un orden. Aquello que no respeta los límites, los lugares, la complicidad, lo ambiguo, lo mixto», una encrucijada simbólica, ontológica y emocional donde se mezclan la vida y la muerte. En el caso de Mansour, tuvo que enfrentarse a ello directamente a los 15 años, cuando su madre enfermó y murió de cáncer, dejándola huérfana de madre a ella y sus hermanos. La vocación atlética de Mansour en aquel entonces la ayudó a sobreponerse a esta tragedia, y a los 18 años, contrajo matrimonio con su primer marido, Henri Naggar, de quien enviudó también trágicamente seis meses después de casarse; al igual que su madre, Henri falleció de cáncer.

Desde la profundidad su duelo por esta otra gran pérdida afectiva, Mansour comenzó a escribir, primero en inglés como un «grito» que la poeta luego definió como la esencia de la poesía (p. 3). Un año y medio más tarde, contrajo matrimonio con Samir Mansour, el hombre con quien viviría el resto de su vida y quién únicamente hablaba francés. Mansour dejó de escribir en su idioma materno, y comenzó a escribir solamente en la lengua de su marido, la cual  hizo suya a través de la poesía. «Conocí a un hombre que se negaba a hablar cualquier otro idioma que no fuera el francés. Así que abandoné el inglés y comencé a leer, escribir y a pensar en francés. Cuando leí lo que había escrito en inglés, no tenía nada que ver, como si ese momento hubiera llegado otra persona» (p. 7).

La pareja se instaló en París, donde Mansour publicó Cris [Gritos] (1953), el cual proyecta el dolor de la poeta a través de imágenes que son tanto memorables como pictóricas: el perro azul, el cangrejo del sexo (que a la vez es símbolo de la enfermedad del cáncer), el mar, las caracolas vacías. La recepción crítica de este primer poemario surrealista la llevó a conocer a André Breton, quien la proclamó «la poeta más grande de nuestro tiempo. La poesía surrealista eres tú», un pronunciamiento que hace un eco inconsciente del conocido verso de Bécquer. De hecho, Moorehouse define la poesía de Mansour como «Baudelaire sin pudor» (p. 11).

En Cris, Mansour declara, «J’ai un esprit inquiet» [Tengo un espíritu inquieto] (p. 34), como si habitara la ultratumba, una connotación que desafortunadamente se pierde igual que otras en la traducción al inglés, la cual a veces opta por un registro de pragmatismo material. El espíritu inquieto de la poeta se mueve por paisajes y escenas de desolación, tanto interiores como exteriores, a través de una especie de inframundo terrestre donde la violencia y la crueldad son casi omnipresentes, tanto en el lecho compartido con el amante hasta la orilla del mar. «Pour être aimé, il faut être cruel» [Para ser amado, hay que ser cruel] (p. 22). La yuxtaposición de la ternura y la violencia reaparece a lo largo de la obra de Mansour, donde la voz poética afirma «Il faut caresser la gorge de celui que l’on occit» [Hay que acariciar la garganta de quien se mata» (p. 172). Esta síntesis del terror recuerda cuando Dios pide a Abraham el sacrificio de Isaac para luego perdonarle la vida, a la vez que alude a la violencia de género. La poeta añade: «Hereux dans le horreur / Les morts passent leur chemin / Débonnaires et la tête vide» [Felices en el horror / Los muertos van por el camino / Con buen humor y la cabeza vacía] (p. 217).

Pero la crueldad y la violencia existen más allá del nivel interpersonal. En «Pandémonium» [Pandemonio], Mansour dirige su mirada a África y establece un diálogo con el continente. La poeta le pide «Offre ta gorge à la nuit» [Ofrece tu garganta a la noche], evocando el sacrificio de la violencia de la situación colonial. Hablando de Uganda, Mansour escribe «La haine aux mains palpitantes / Tambourine sur la peau / de la ténébreuse / Ouganda / Debout» [El odio con manos palpitantes / Repiquetea sobre la piel / de la tenebrosa / Uganda / Levántate] (p.170). Mansour imagina la sublevación del pueblo ugandés contra el régimen británico colonial de racismo en Uganda, que se aproximaba al apartheid de Sudáfrica en su brutalidad, revelando que el desorden, el verdadero “pandemonio,” es el colonialismo.

A pesar de la atmósfera gótica, macabra, y a veces gore del surrealismo de Mansour, hay momentos tanto de humor como de lirismo onírico. En Bief [Canal] (1958-1960), Mansour ataca las expectativas de género en piezas como «Ce Qui Se Porte Cet Hiver» [Lo que se lleva este inverno] y su contrapunto, «Ce Qui Ne se Porte Pas Cet Hiver» [Lo que no se lleva este invierno]. La poeta logra un toque de humor mediante la alternación de géneros, utilizando tanto la prosa como la poesía en una misma composición. Atacando los cánones de la belleza, Mansour habla de “trucos” de seducción, a la vez que afirma el deseo femenino: «Je ne connais pas l’enfer / Mais mon corps brûle depuis ma naissance» [Yo no conocí jamás el infierno / Mas mi cuerpo arde desde que nací] (p. 89). La fuerza del deseo también se identifica con el mar, un símbolo que abre la puerta a paisajes oníricos de tranquilidad. «Être invisible et aimée de vous / À quelques lieues de l’Atlantide / Sur la mer ouverte de mes sognes» [Ser invisible y amada por ti / A unas leguas de la Atlántida / sobre la mar de mis sueños» (p. 104).

La poesía de Mansour contribuye al conocimiento de la escritora dentro del surrealismo, un movimiento que mayormente se ha caracterizado como exclusivamente masculino. Para los lectores de la poesía surrealista, se agradece que la presente edición bilingüe sea a doble página para desenterrar el fértil substrato simbólico de esta singular poeta.

Joselyn Michelle Almeida
Madrid, 2023

Joselyn Michelle Almeida, PhD. es la autora del poemario Condiciones para el vuelo (Libros del Mississippi, Madrid 2019) y de varios estudios y artículos de filología anglo-hispana. Cursó estudios clásicos y filología inglesa en Tufts University, y se doctoró en filosofía y letras de Boston College. Su experiencia profesional abarca el campo de la lengua y la literatura como docente e investigadora en la Universidad de Massachusetts Amherst y otras universidades estadounidenses, y como editora y traductora. Entre otras, ha sido becaria de la Fulbright y de la National Endowment for the Arts en EEUU.

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