Revista Banipal 7: El pulso de la gesta de Palestina en la palabra

Por Joselyn Michelle Almeida

 

Con el lanzamiento de este número, la versión en español de Banipal inicia su tercer año centrándose en la literatura palestina moderna, con una selección de obras de poetas y escritores del panorama literario palestino contemporáneo, además de la memoria de un escritor de la generación que vivió la tragedia de la Nakba palestina en 1948. Autores imprescindibles como Ibtisam Azem, Ala Hlehel, Eyad Barghuthy en narrativa; Dalia Taha y Rana Zeid en poesía y teatro; y el ensayista Mohammad Khashan han sido publicados y presentados en el Reino Unido, Francia, Alemania, y Estados Unidos, además de varios países del mundo árabe. Otros, como los poetas Mosab Abu Toha, Asmaa Azaizeh y la novelista Shada Mustafa, finalista del prestigioso premio Sheikh Zayed del Libro en la categoría de autor joven en 2021, pertenecen a la generación más joven de este grupo y también se distinguen por el alcance de su obra.

En conjunto, estos autores ofrecen una mirada intergeneracional y diversa sobre la tragedia de Palestina desde la Nakba en 1948, cuando el ejército israelí  expulsó a más de 900,000 palestinos y ocuparon militarmente más de la mitad el país como consecuencia de la Declaración Balfour por parte de los británicos en 1917, estableciendo un gobierno militar y una política de expoliación violenta hasta nuestros días con el apoyo tácito de países y regiones como Estados Unidos, la Unión Europea, y el Reino Unido.

En el capítulo de su memoria El día que detuvo la cosecha de aceitunas, Mohammad Khashan relata el día terrorífico de su niñez cuando el ejército israelí expulsó a la familia de Khashan y a los otros habitantes del pueblo de sus hogares en 1948. Khashan desarrolla la urgencia denunciadora de su memoria desde la singularidad del detalle en el recuerdo. Por ejemplo, cuando durante la huida sus padres le encargan volver a la casa por «el cántaro grande de labneh», un alimento a base de yogur, el escritor se encuentra con «el soldado judío que estaba plantado con su metralleta en la terraza de la casa de enfrente». A través de esta y otras escenas del éxodo, la memoria de Khashan ejemplifica lo que el filósofo francés Jacques Derridá denominó la función forense de la literatura con relación al discurso.

La fragilidad de la vida cotidiana y la lucha por crear espacios libres de la amenaza constante del régimen militar de la ocupación israelí para aquellos palestinos que no pudieron marcharse y que nacieron y viven bajo la ocupación es la temática central de los relatos de Ibtisam Azem, Eyad Barghuthy, y la novela de Shada Mustafa. El estilo casi onírico de la escritora Ibtisam Azem contrasta el hallazgo de instantes de belleza o sentimiento en sus personajes con la realidad de la guerra para subrayar la brutalidad de esta. En los evocadores relatos de Azem, un bello ciprés bañado en luz de luna cobra un aspecto amenazante para un niño que huye con su familia, y un francotirador israelí delira con el poder de decidir a quién puede disparar desde la torre de control, mas es incapaz de distinguir «quién es un simple civil y quién se esconde detrás de una máscara de civil». A diferencia de Azem, Eyad Barghuthy recurre a un realismo que en su meticulosidad revela la fuerza de voluntad de sus personajes, como la abuela decidida a no perder el amor de su marido después de varias décadas de matrimonio.

La novela de Shada Mustafa personaliza el conflicto a través de su protagonista, una joven con padres divorciados que viven en lados opuestos de la frontera. La ruptura familiar se complica con las dificultades de la custodia de los niños ocasionadas por la ocupación —cruzar de Ramala a Jerusalén y viceversa es cada vez más desgarrador para la familia— además del rechazo que vive su madre como una mujer divorciada dentro de una sociedad conservadora, algo que en algunas sociedades occidentales hasta hace poco también era tabú. Katia Al-Tawil hace un excelente análisis del contenido sociocultural de la novela y el estilo rompedor de Mustafa, cuyos breves capítulos «numerados del 1 al 4» se repiten, estableciendo una especie de diálogo en código para el lector.

Los relatos y novelas en su mayoría se centran en la actualidad o en un pasado relativamente moderno, mas Ala Hlehel desarrolla la trama de su novela durante la campaña egipcia de Napoleón (1798-1799), devolviéndonos a uno de los momentos del colonialismo europeo que tuvo tan fatídicas consecuencias en la región; antes que los ingleses, Napoleón fue el primero en proponer el asedio de Palestina y formar un estado judío bajo la protección de Francia. Otra idea que tuvo en 1799 fue enviar prostitutas a las tropas francesas en Acre. Aunque algunos personajes como el propio Napoleón y el gobernador de Acre, Ahmad Pasha al-Yazzar, conocido con el epíteto «el carnicero» son históricos, la narración de Hlehel oscila hábilmente entre la historia y la ficción.

Este auge de la narrativa palestina tiene su contrapunto en la poética de la obra de Dalia Taha, Rana Zeid, Mosab Abu Toha y Asmaa Azaizeh, quienes amplifican la tradición de la poesía de resistencia originada por Mahmud Darwish y los poetas de su generación a través de imágenes audaces y la experimentación lingüística con el verso libre, impregnando a su poesía de una vitalidad que comunica la urgencia de la cuestión palestina a nivel humano. La conciencia de la propia palabra vinculada a una patria no solamente perdida, sino también todavía por nacer, además de un sentir profundo de la vulnerabilidad existencial de la condición humana brinda una potencia irreprimible a la obra de estos poetas, cuyas voces impactan al lector. El registro de su poesía se mueve desde la nostalgia elegiaca por la pérdida ocasionada por la violencia a la voluntad vital de libertad y futuro anticipados.

En «Todas las mujeres en la ciudad de R», por ejemplo, Dalia Taha rompe con estereotipos femeninos declarando «Estamos muy enfadadas, / enfadadas con el mundo que no sabe cómo apagar los incendios … / enfadadas con los árboles … / que crecen junto al río / para que se cuelguen en ellos los cadáveres». La voz de la poeta se convierte en la conciencia de los espectadores pasivos y hasta cómplices de la violencia. La difícil imagen de los cadáveres que cuelgan de los árboles recuerda escenas de Los Desastres de la Guerra de Francisco de Goya, o los linchamientos del sur de Estados Unidos, y vincula la realidad palestina con otras guerras a la vez que insiste en la necesidad humana de acabar con ellas y «apagar el incendio».

Asimismo, Rana Zeid también habla de como «No me consolarán las palabras de otros para enmendarlo / y abandonar el escenario / … Como en la película de Bergman, / espero a mi bestia en el caos de su hora» en «Aun no he muerto». La insistencia del ser y el valor de una mujer frente a «la bestia» sugiere una sublimidad mítica. Es la voz de una Andrómeda consciente de que Perseo no llegará a rescatarla del monstruo y sin embargo lucha. La poeta Asmaa Azaizeh también rompe con cánones estéticos de género para comunicar la urgencia de la situación palestina, presentando una poesía de imágenes audaces y sinestésicas, como en «Poema degollado».: «Señores, esto no es un juego, / no es una excursión para escribir un poema trivial», dice a sus lectores; la imagen retrata la violencia que vive la poeta. Continúa, «quiero decir algo de la matanza / de las casas degolladas en un país degollado, de sus dueños que cayeron degollados en el vientre de sus madres …/ Quiero decir algo / … de mi melancolía que no corresponde a mi edad primaveral /que siembra esperanza».

La pugna por el futuro igualmente se vislumbra en la obra de Mosab Abu Toha, quien también es fundador y director de la Biblioteca Pública Edward Said en Gaza. Los poemas de Abu Toha recuerdan a Mario Benedetti en su habilidad de entrelazar lo íntimo y personal con lo histórico. En «Mi abuelo y el hogar», el poeta hace un repaso de la historia de Palestina recordando a su abuelo, quien esperó por el retorno, el derecho de regresar al país de origen codificado por las Naciones Unidas. «mi abuelo contaba los días del retorno con los dedos / luego utilizó piedras para llevar la cuenta / no fueron suficientes / se valió de las nubes los pájaros los amigos».  La ausencia de puntuación y mayúsculas en el poema refuerzan como el retorno se hizo imposible durante la vida de su abuelo y todavía queda pendiente en la suya.

Los poetas y escritores palestinos en este número recuerdan las célebres palabras de Gabriel Celaya: «La poesía es un arma cargada de futuro». Desde el presente miran hacia el pasado para imaginar y crear el porvenir de Palestina con los derechos y la dignidad que corresponde a todo ser humano.

Profundizamos en el género de poesía con un dossier especial dedicado al poeta, escritor, e investigador emiratí Ahmed Rashid Thani en el décimo aniversario de su muerte. La traducción de Ahmed Rashid Thani, realizada por Jaafar al-Aluni, presenta a este poeta indispensable a lectores hispanoparlantes por primera vez: «La experiencia poética de Ahmed se desarrolla en un ámbito de símbolos, donde el mundo y la propia sociedad parecen, por la fuerza de la poesía, otros nuevos».

En «La Trampa», el poeta inicia su periplo a través de la ciudad declarando en la primera estrofa: «Me dirijo a la calle / el jueves por la tarde: / La vida, por lo visto, sigue, / y el sol devasta el cuerpo de la tierra sostenido por él. / El mar, por suerte, está abierto, allá detrás de los edificios, / al final de la calle…». El viaje del poeta continúa hasta terminar en el bar homónimo del poema, donde al igual que Hamlet, encuentra la revelación del misterio en una trampa.

También el viaje humano forma parte de la temática del gibraltareño Trino Cruz, nuestro poeta invitado para este número. Su poética experimental refleja el cosmos como la preocupación central de su obra en neologismos como «cosmabismo» en «Mediodía del Cantor», hasta el caligrama que descompone la palabra en átomos. «Desafío el lenguaje / con su doble filo», escribe el poeta en «Memoria del polizón», poema que dedica a Adonis, donde sugiere «cuando la palabra desobedece / nos acercamos a la poesía». Sus poemas persiguen la esencia de como «fluimos incansables dentro del fluir» de las cosas y del tiempo, y nos lleva al encuentro con el existencialismo de la era del Antropoceno: «No descartes nada / eres todo», escribe Cruz.

La pluralidad de voces y experiencias que recoge el séptimo número de la Revista Banipal nos llevan en un periplo literario a través de los temas más urgentes de nuestro tiempo: la guerra, los derechos de las personas marginadas por el poder, la enajenación de las grandes ciudades, y el peligro del cambio climático. Como escribe Rashid Thani, «El mar, por suerte, está abierto», y el viaje y la lucha continúan.

 

Joselyn Michelle Almeida, PhD. es la autora del poemario Condiciones para el vuelo (Libros del Mississippi, Madrid 2019) y de varios estudios y artículos de filología anglo-hispana. Cursó estudios clásicos y filología inglesa en Tufts University, y se doctoró en filosofía y letras de Boston College. Su experiencia profesional abarca el campo de la lengua y la literatura como docente e investigadora en la Universidad de Massachusetts Amherst y otras universidades estadounidenses, y como editora y traductora. Entre otras, ha sido becaria de la Fulbright y de la National Endowment for the Arts en EEUU.

Joselyn Michelle Almeida

 

 

 

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