Dalia Taha: Dos poemas

 

Traducción de María Luisa Prieto

Dalia Taha

 

¿Recuerdas tu primera noche en este mundo?
No fue en El Cairo, París,
Kinshasa o Buenos Aires tu primera noche.
Podrías haber nacido en un pueblo tranquilo junto al río
o junto a un rascacielos
pero tu primera noche fue en la faz de la tierra.
Lo que rodea el lugar de tu nacimiento
no son las ciudades ni las localidades adyacentes
ni siquiera los países o los continentes vecinos
sino las galaxias y los planetas.
Probablemente tu nombre se decidió hace meses
y hubo quien empezó a atribuirte algunas características:
nervioso, tranquilo, reflexivo o sabio
pero tú eres un ser extraño
más cerca del espacio que nosotros.
Contigo no podemos superar la confusión de los primeros momentos
de la llegada del invitado
preguntando por el viaje
esperándote en la sala de parto
o encontrándote en plena calle.
No sabemos exactamente cómo llegaste hasta aquí
ni podemos decirte: “la casa es tu casa”
hasta ahora no sentimos eso
y aunque actuábamos como si poseyéramos este lugar
somos invitados como tú
en este mundo.
Este es un buen momento para recordarlo
y esta es tu primera noche
en la faz de la tierra.
No estabas aquí cuando llovía esta mañana
pero la hierba aún está mojada fuera.
Entonces no sabías lo que era el tiempo.
Los días, las semanas y los meses no significaban
nada.
Después de eso
todo se repetirá,
tus palmas se cerrarán y se abrirán
y empezarás a distinguir la noche del día.
Tus ojos se acostumbrarán a los matices de los colores
luego empezarás a fijarte en las caras de la gente durante mucho rato
de alguna forma.
La ciencia hasta ahora no lo comprende.
Dirás tus primeras palabras
y los mayores te pedirán que las repitas
y por alguna razón también
eso será maravilloso.
Luego el río, el rascacielos
y el rápido tren subterráneo tendrán nombre.
Entonces creerás que posees este mundo
o cosas en él, como tu hermana
o tus hijos
y podrás hacer la guerra
o arrancar los árboles.
A pesar de todo, por muy cruel que seas,
en algunos momentos de tu vida algo te sacudirá
y te recordará tu primer hogar
la vista de las colinas, por ejemplo,
pero eso llegará a su debido tiempo
ahora eres frágil y desconcertante,
todavía no tienes una vida
todos te observan.
Esta es tu primera noche en la faz de la tierra
y el ambiente es como de fiesta
por eso todos te consideran un regalo
pero si repetimos esta frase lo suficiente
“Esta es tu primera noche en la faz de la tierra”
descubriremos que en realidad eres un viajero
que acaba de llegar a una posada
en medio de una tormenta
pero las puertas de la posada siempre están abiertas
nunca se cierran
y tanto tú como la tormenta
entraréis.

 

LA POETA QUE AMA LAS COLINAS Y A VECES LA VES CAMINANDO POR LAS CALLES DE LA CIUDAD DE R SIN UN OBJETIVO CONCRETO

Tú no puedes verlas.
Tengo moratones en los ojos de mirar las colinas.
Están dentro,
bajo la piel,
en el lugar más cercano de lo que se llama alma.
Las colinas son algo extraordinario y lejano
especialmente las que están en la ruta de Jericó a Ammán.
Desde un taxi
parecen una hilera de almas
o un francotirador
que contempla la ruta del desierto.
Todo encaja como una ecuación matemática:
los vivos están en un lado
y los muertos en otro
pero allí, sobre esas colinas
los imagino saludándonos
e intentando bajar a la carretera
donde los coches brillan y desaparecen en el viento
como sus gritos ahogados,
donde los camiones pesados transportan las piedras
por el carril derecho a la luz del atardecer
turnándose,
donde el viento es el verdadero conductor
que nos arrastra tras él
con nuestros cuellos vueltos hacia atrás.
Ahora puedo entender que todo empezó desde aquí,
desde una tierra árida y seca.
Después de eso todo es mera casualidad:
los árboles, los ríos, los insectos, la forma de las nubes, la hierba
y los puentes colgantes.
Todo terminará también aquí
sin llevarse nada de todo este mundo
salvo el enigma del comienzo.
Estoy fascinada con las colinas,
no puedo dejar de mirarlas
como si intentara recordar dónde nos conocimos
como si tuviera su nombre en la punta de la lengua
e intentara extraerlo
desde un valle profundo en mi interior.
Desde mi niñez creo
que si miro algo el tiempo suficiente se moverá.
Por supuesto, eso nunca ha sucedido
pero las colinas parecen estar a punto de empezar a caminar hacia mí.
Miro solo las gotas de luz
que brillan sobre ellas
como cien ojos abiertos al mismo tiempo.
Mis maletas están en el maletero
y aquí,
y en el aire caliente del Valle
siento que lo que han doblado mis manos hace poco
no era mi ropa
sino almas
y lo que ven mis ojos
surgiendo del parabrisas del coche
no son colinas
sino la escabrosidad del camino por el que hemos
venido
antes de llegar a este mundo
desnudos y cubiertos de sangre
y finalmente capaces de
gritar.

 

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Dalia Taha es una dramaturga, poeta y narradora palestina. Nació en Berlín en 1986 pero creció en Ramalla, Palestina. Se graduó en Arquitectura en 2009 en la Universidad de Birzeit, Palestina, y tiene un Máster en dramaturgia por la Universidad de Brown. Fue miembro del consejo editorial de la revista “Yaraat”. En 2007 se publicó su novela “El adivino negro”. Su primera obra de teatro, “Kefiya made in China” fue producida por The Flemish Royal Theatre y la Fundación Qattan en 2012. Se estrenó en Bruselas y luego se llevó a Palestina, donde realizó una gira por siete ciudades en la Ribera Occidental. Además de eso, dos escenas de la obra se escenificaron en el teatro Mohammed V de Rabat, Marruecos. La obra se publicó en cuatro idiomas: árabe, inglés, francés y flamenco. En 2013, Dalia recibió la beca para jóvenes artistas para viajar a Kinshasa y a Hannover para asistir a los festivales de teatro en ambas ciudades. Otras de sus obras de teatro son: “Fuegos artificiales”, “No hay nadie entre tú y yo”, y “Hambre”. Además, ha publicado poemas que han sido traducidos al inglés, francés, alemán y sueco. Su poemario “Biografía de los habitantes de la ciudad de R”, al que pertenecen los poemas aquí traducidos, se publicó en Amman en 2021.

 

María Luisa Prieto es licenciada y doctora en Filología Árabe por la Universidad Autónoma de Madrid, con premio extraordinario de licenciatura y de doctorado. En la actualidad es profesora titular de Lengua y Literatura árabes en la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado numerosas investigaciones dentro del campo de la literatura árabe contemporánea y ha publicado más de treinta obras literarias traducidas del árabe, la mayoría de ellas del premio Nobel Naguib Mahfuz, y también de otros autores como Mahmud Darwish, Nizar Qabbani, Adonis, Jabra Ibrahim Jabra, Gassán Kanafani o Hanan al-Shaykh. También ha traducido poemas de Abd al-Wahhab al-Bayati, Badr Shakir al-Sayyab, Fadwa Tuqan, Muhammad al-Magut, Muin Basisu, Nazik al-Malaika, Samih al-Qasim, Wadih Saadeh, Abu l-Qasim al-Shabbi, Sargon Boulus, y de poetas clásicos, entre ellos al-Jansá, Abu Firás al-Hamdani, Ibn Zaydún, Ibn Hani, Ibn Hazm, Ibn Jafaya, Ibn Arabi e Ibn Zamrak. Es editora de la página de poesía árabe poesiaarabe.

 

 

 

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